Infórmate Hoy y Siempre

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sábado, 26 de enero de 2013

¿A qué teme la Iglesia en la actual crisis del PRD?

Arzobispo Metropolitano de Santiago
Ramón Benito De la Rosa y Carpio 

En América Latina donde, históricamente la clase política y el sistema tradicional de partidos, han respetado poco o casi nada la institucionalidad, se ha venido produciendo de manera paulatina, pero con firmeza, cambios drásticos desde el punto de vista social, político y económico.

Los cambios acaecidos, profundos o epidérmicos, en las últimas dos décadas han sido al margen de la clase política que tuvo control absoluto del Estado por más de 40 años, pero que no intentaron alterar el status quo ni mejorar las condiciones de vida de los pobladores de los países que conforman la región que se expande lingüísticamente desde México hasta Argentina.

Y no es para menos. La clase política, que asumió el poder después de cada proceso de independencia y por ende de formación de las nuevas repúblicas, era el mismo grupo conservador que servía a la Corona y que procuraba cobrar notoriedad social con o sin el respaldo de ella, y que eran capaces de cualquier cosa para lograrlo. Es por ello que cuando vieron que España no estaba en condiciones de suplirle sus deseos, fijaron su mirada hacia otros lares.

Dada su incapacidad para transformar cada nación de la región y encausarlas por el sendero del progreso, surgieron focos continuos de rebeldías  comandados por caciques provinciales y locales o caudillos, que en una especie de "yo quiero lo mío" sitiaban ciudades completas hasta que el gobierno de turno zozobraba.

Vista esa situación anómala en cuanto al desempeño y el buen funcionamiento de un Estado, los Estados Unidos, que ya había puesto su mirada hegemónica sobre los pueblo de esta zona, irrumpieron con fuerza a partir de la primera década del siglo XX y mediante doctrinas e ideologías imperialista ejercieron su influencia política en todas estas comarcas, apelando a su poderío militar para amedrentar aquellos que para entonces actuaban al amparo de otras naciones poderosas.

En este estadio de descomposición nacionalista y de agitación socio-política, el gigante del norte ejecuta múltiples ocupaciones militares en casi toda Latinoamérica, imponiendo un nuevo orden internacional sobre la articulación de un país, el cual desemboca en gobiernos dictatoriales que logran arrastrar a la mayoría de lideres políticos que en algún momento tenían ribete de democráticos.

Es de ese escenario que surge la figura implacable de Rafael Leónidas Trujillo, para limitarnos a nuestro caso, y decenas de regímenes fuertes en casi todos los pises latinoamericanos bajo la tutoría de los estadounidenses.

Al margen de la crueldad que caracterizó a todos estas dictaduras, en especial la de República Dominicana, un elemento importante matizó a estos regímenes totalitarios: la transformación de sus naciones en Estados modernos y organizados. Cesó el desorden político,  aunque el elemento humano importó poco.

Surgieron las lamentaciones y los focos de resistencia, que de manera infructuosas intentaban poner fin a tan inhumana situación política, y no se percataban de que ésta obedecía a una línea estratégica de Estados Unidos, que después de concluida la Segunda Guerra Mundial y desatarse la lucha por el dominio de la política y la economía internacional entre ellos y la Unión Soviética, entonces procedieron a afianzar estos modelos de gobierno de manos duras.

Pero, nada es para siempre, dice una máxima popular, y Estados Unidos empezó a cambiar su línea estratégica, y a partir de la década de los 60, prefiere gobiernos con marcas de democracia, para no parecerse al otro tipo de dictadura implementada por la Unión Soviética: la de respaldo popular, en la que el pueblo mediante revoluciones y un líder a la cabeza se alzaba con el poder, cambiando de un porrazo toda la estructura de poder.

Es de esta forma, que en República Dominicana, los trujillistas inconformes, bajo la tutela de Estados Unidos, logran acribillar a Trujillo, pero que al no tener ningún tipo de plan efectivo y atrevimiento para tomar el poder crean las condiciones para que en cinco años se instaure una semidictadura: los 12 años de Balaguer.

Pero, quienes han dirigido la nación, ya sin Trujillo? Los de pensamientos vanguardistas no han sido, sino la misma clase política retrógrada que antes y durante la Era de Trujillo estuvieron al frente del Estado.

A diferencia del gobierno de 7 meses del profesor Juan Bosch y los 4 años de Antonio Guzmán Fernández, todos los gobiernos que hemos tenido han actuado con alguna marca del trujillismo, pero con una peculiaridad muy distinta al trujillismo, son entreguistas y corruptos enfermizos.

Es debido a estas particularidades de los gobiernos que hemos tenido que nuestras naciones han dio perdiendo poco a poco un ingrediente  sumamente significativo para que puedan sobrevivir estos desgobiernos durante esta etapa: la tranquilidad y paz social.

A ese componente peligroso, hay que sumarle el desgaste de los partidos tradicionales, que aunque aquí no se ha producido con fuerza, ya comienzan a haber señales de este elemento dañino para la cuasi-democracia que tenemos. Otra molécula nociva, es el descaro de los funcionarios de los gobiernos que hemos tenido, pues se han enriquecido mediante el robo, legalizado por los partidos tradicionales (principalmente en los últimos 8 años) y la aspiración nimia de la organización política que actualmente nos gobierna, de constituirse en un partido único, sí, al estilo de Partido Dominicano de Trujillo.

El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) hace ingentes esfuerzos por quitar del camino un obstáculo llamado Partido Revolucionario Dominicano (PRD), que a pesar de tener en su directriz, a uno de los políticos más patosos y presuntuosos: su presidente, viene de sacar un 47% (2,129,991) del total de votos emitidos en las pasadas elecciones (20 de mayo 2012).

El presidente del PRD, Miguel Vargas Maldonado, ha hecho sacrificios inconmensurables para que el su organización;  en lo formal, no en lo sentimental,  colapse, a pesar de ser una organización fundamental para que el sistema imperante, del cual él es un producto,  se mantenga.

Vargas Maldonado, a partir del 2009 (en la escogencia de las autoridades del partido) y el 2010 (en la selección de los candidatos representantes de los municipios y las provincia) ha estado cometiendo errores garrafales y letales para su supervivencia como político.

Primero, impone mediante fraude al secretario general, Orlando Jorge Mera, y la de organización, Geanilda Vásquez, porque quienes realmente ganaron esas posiciones (Guido Gómez y Tony Peña Guaba) no eran de su facción. Sin embargo, hay que decir que los impuestos son perredeístas a carta cabal y han actuado apegados a los estatutos de su partido, diferente a él que ha negociado sin consultar los organismos del partido con el presidente del PLD y ex presidente de la república,  Leonel Fernández, y en ningunos de los acuerdos de éstos ha salido beneficiado el PRD y menos el país.

De las reuniones de Fernández y Vargas han salido: una reforma a la Constitución de la República, la cual sigue siendo rancia y reaccionaria, además de evitar que Vargas fuera hoy el presidente de la nación, pues abrió la puerta a Hipólito y al propio Leonel, quienes no tenían posibilidades de volver por mandato de la constitución anterior, y que son mucho más populares y pragmáticos que él.

Resultó de esos acuerdos de "corbatas azules" como se le denominó, el zaqueo de Barrick Gold a la riqueza minera del país, en un entreguismo sin precedentes en nuestra historia, pues Pedro Santana y Buenaventura Báez resultaron ser unos aprendices en comparación con estos últimos dos desde el punto de vista del entreguismo y traición a la patria.

En 2010, Vargas Maldonado no celebró convención en el PRD y a través del dedo impuso una serie de candidatos impopulares que le valieron a su partido una derrota vergonzosa. El partido del jacho prendido no obtuvo ni un senador. El mapa electoral senatorial se pintó de morado. Vargas no fue capaz de buscar aliados estratégicos en las provincias.

El actual "presidente" del PRD fue allanando el camino para que en las elecciones internas del "glorioso" en marzo del 2011 la popularidad del ex presidente  Hipólito Mejía se impusiera y se alzara con la candidatura presidencial, que arrancó con una popularidad enorme, pero que Vargas Maldonado fue mermando paulatinamente al no reconocer su derrota interna, alegando un fraude sin fundamento, asunto que sus propios seguidores, luego de la convención, minimizaron. Miguel negoció con el gobierno y Leonel Fernández, y personas claves del PRD, pero que respondían y siguen respondiendo al proyecto de Vargas, en contubernio con el gobierno más corrupto y mentiroso de nuestros anales, castraron las posibilidades de que el PRD asumiera el gobierno.

Vargas Maldonado y su grupo recibieron dinero del gobierno para comprar conciencia de perredeístas de su grupo para que sufragaran por partidos aliados al PLD, como el Bloque Institucional socialista (BIS) y el minimizado Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), al cual las encuestas, ni las del propio gobierno, le otorgaban mas de 2% y finalmente logró casi 6%. En el caso del BIS, busquen su publicidad y no tendrán dudas. Miguel se la jugaba.

¿Por qué su tan riesgosa jugada, a sabiendas de que podía ser expulsado del partido y de entrar en un declive político inusitado? La respuesta es sencilla. Observen las acciones de los tribunales competentes en asuntos electorales y ya podrán determinar a qué se debe la actitud descabellada de Miguel, que a la larga lo hundirá en el cesto de la basura política. Pero, parece que el no logra darse cuenta.

Ahora, los tribunales encargados de hacer justicia, que no la hacen, bajo las directrices de un despretigiado Leonel Fernández, quien busca de toda forma encontrar en el 16 una oposición débil, fallan a favor de Miguel hasta en lo más insólito, pensando que otorgándole el control del PRD a un impopular Miguel, quien se apresta a darle larga a la convención de su partido en lo que le da tiempo para crear un padrón cargado de peledeístas y reformistas que irán con un solo propósito: votar por él a ver si pueden colocarlo de candidato, para que después no saque ni un 30% en las elecciones del 2016.

Pero olvida el PLD y Fernández que el padrón se hace con la participación de la Comisión Política  en la que Vargas no tiene un 30% de ella, a pesar de que ha cambiado el listado de la membresía como 8 veces.

Pero en caso de que Vargas salga airoso, cosa que dudo, hay una franja grande votantes que con un gobierno que se ve obligado a incrementar los precios de los combustibles cada semana y aplicar dos o tres reformas fiscales más en lo que le resta de gobierno, que observa como los precios de todos los productos suben, y que no vacilará cuando comience de nuevo la presión social en decir cual es la causa de su política fiscal, entonces ya verán ustedes como surge la amenaza de una nueva fuerza política  cosa que ya en muchos países de la región ha venido ocurriendo con firmeza.

Y es precisamente a eso que le teme la Iglesia y los más connotados defensores del actual sistema político,  quienes también han calculado y han visto las amenazas que representa un nuevo régimen, sin compromisos con esos sectores rancios que han dominado la política y la economía de la nación.





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