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martes, 22 de diciembre de 2009

Desplome de las Aguilas: las cosas no son como parecen


Muchas son las conjeturas sobre las dificultades que mostraron las Aguilas Cibaeñas para ganar partidos esta temporada, básicamente en su estadio, en el que tradicionalmente son imbatibles.

Algunos "expertos" del negocio entienden que en esta oportunidad los mameyes no pusieron el mejor equipo en el terreno, lo que contribuyó a la debacle del más aguerrido equipo conocido en el mundo del beisbol. Estos sostienen que en la presente justa los cibaeños no remataban la oposición; conectaban muchos hits, pero eran víctimas de muchas dobles matanzas. En conclusión, faltaban dos o tres hombres que remolcaran carrera con batazos contundentes.

Otra de las observaciones es que el combinado de Santiago no ganó en su patio, y esto es evidente, de 25 triunfos, sólo lograron 10 en su hogar (10-15).

Además, se entiende que la reestructuracion del equipo no ha sido de la mejor, refiriendose, los analistas, a la inclusión de peloteros jóvenes y a la exclusión de veteranos.

Estoy de acuerdo con todos los enfoques, pero me voy a centrar en el anterior. Es cierto que un equipo acostumbrado a ganar, cuando pierde o es descalificado, su calidad se pone en dudas, pero no se puede dejar de lado las dificultades que el equipo enfrentó durante la campaña.

Las Aguilas comenzaron con lesiones de peloteros fundamentales para las aspiraciones del conjunto: Mendy Lopez, Edwin Encarnación, entre otros.

Un factor de consideración fue la inestabilidad de la alineación durante gran parte de la temporada, pues el dirigente Rick Sweet cambiaba a diario el orden de los bateadores, aunque ganaran. Esto es grave, los equipos ganadores no deben alterar su estructura sólo por capricho.

Un elemento a tomar en cuenta es la actitud de Luis Polonia. Es cuestionable que Polonia quiera jugar todos los dias cuando sabe que por su edad ya no puede fungir como un jugador regular. Este pelotero únicamente debe salir de la banca en situaciones de emergencia contra un lanzador derecho. Sin embargo, se molesta y no se presenta al juego siguiente si le dan banco el día anterior. Este debe entender que nada es para siempre, que ya sus mejores años han pasado; todos los han entendido en las Aguilas, menos él.
No creo que el problema haya sido la reestructuración per se, sino pequeños errores que no se corrigieron con la debida precaución, y a pesar de ello, pudieron terminar jugando para 500.

Sólo deben hacer los ajustes de lugar la próxima temporada, porque si iniciaron una reestructuración, lo correcto es terminarla.

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