Infórmate Hoy y Siempre

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domingo, 20 de diciembre de 2009

Rumbo al caos


¿Cómo se le reclama al ciudadano común, si quienes están señalados a actuar con seriedad, transparencia y moral distan mucho de estos elementos?

¿Cuándo se ha visto en algún lugar del planeta que una sociedad pueda avanzar al margen de la justicia y las leyes?

Constantemente se utiliza de manera irresponsable e ingenua el juicio de "descomposición social", pero para referirnos al muchacho de barrio que delinque, porque mayormente la posibilidades de que se le incluya en la productividad son muy mínimas. También, aludiendo a cualquier ciudadano "descamisado" que tiene que hacer hasta lo imposible para sobrevivir en el terreno de los más fuertes. Mas nunca o casi raras veces, la alusión es para ese delincuente trajeado -que los hay por montones, desde políticos (casi todos), empresarios, médicos, profesores, abogados, jueces, etc- que aprovecha al máximo la complicidad de quienes lo designan para desempeñar funciones públicas o privadas, y la insensatez de quienes están señalado para actuar en contra de éstos cuando infringen las normas.

Pero, es que el asunto es más engorroso de lo que se ve. De qué manera se puede transparentar las acciones de los ya mencionados, si la justicia dominicana da señales fidedignas de que poco le interesa el buen compotamiento de los ciudadados y ciudadanas que conforman nuestra sociedad. Los jueces son quienes deben, por encima de todo, ejecutar acciones que no dejen dudas de que el que delinque sea arrojado a prisión, con la pena que el caso amerite. Sin embargo, en ocasiones, muchos de éstos utilizan su posición para realizar operaciones ilícitas.

Son incuantificables las ocasiones en que jueces incurren en faltas graves, dizque porque ciertos códigos permiten sus acciones sospechosas, pero que a la vista de todos es una burla y canallada a la vez. Pero, lo más grave es que las altas instancias judiciales coadyuvan dichas acciones, sólo con el único pretexto de que no se señalen sus miembros como parte del caos que vivimos actualmente, y sólo actúan en contra de algún magistrado cuando son cogidos in fraganti.

De continuar indiferentes a esta peligrosa situación, llegaremos al extremo de que el Viejo Oeste nos quedará insignificante. Es que tendremos que hacer justicia nosotros mismos, y cuando una sociedad llega a esa etapa, ya superada por la humanidad, entonces cae en un ambiente de barbarie, y ninguno quisiera ver esa triste realidad.

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