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jueves, 31 de diciembre de 2009

No logran trabajo de equipo


El conjunto de los Tigres del Licey, a pesar del gran talento que tiene en el terreno de juego, ha estado confrontando problemas para ganar partidos de pelotas. No logran hacer el trabajo de equipo en su totalidad. Cuando batean, los lanzadores se caen y viceversa.

Parece que la máxima que predica: "en beisbol se gana con hombres, no con nombres", se está cumpliendo a cabalidad, y es que así los resultados lo demuestran. Con una artillería conformada por hombres de Grandes Ligas: Erick Aybar. Anderson Hernández, Willy Mo Peña, José Bautista, Ron Belliard, Ronnie Paulino, entre otros, se le ha estado haciendo muy difícil anotar carreras, lo que se traduce en derrotas.

La respuesta a esta situación es sencilla: los hombres ya mencionados, salvo Willy Mo, no están en forma, pues se han integrado tarde al equipo añil, por lo que se le ha hecho afanoso batear la redonda ante un picheo que en pocas ocasiones ha lucido como en este año. A diferencia de años anteriores, en esta oportunidad, "los batazos han brillado por su ausencia". Los equipos tienen bastantes lanzadores de calidad, tanto abridor como de relevo, lo que ha tornado la competencia sin ventajas de un equipo sobre otro. Sólo el que ejecute mejor, ganará los encuentros.

En 5 juegos por cuadrilla en el "todos contra todos", ningún conjunto ha anotado más de 10, Licey es el tercer mejor anotador (18), el que menos carreras ha permitido (13), pero es el que más errores ha cometido (10). Pues, su errática defensa es lo que le ha costado varios reveses. En cada uno de los choques que ha tenido en esta semifinal, los azules han perpetrado por lo menos una pifia.

Con su marca de 2-3 (empate con los Toros en la última posición), los 20 veces campeones lucen disímiles al año anterior, cuando en sus primeros 4 fechas tenían marca de 3-1 (primer lugar) y sobreanotaron a sus rivales 37-21, lo que dista mucho de lo que se ha producido recientemente (18-13).

Otra situación engorrosa para "el glorioso" es la inconformidad que exhiben algunos de sus peloteros, pues, como no les dan juego todos los días se molestan y, hasta se van del estadio. En tanto, los narradores y comentaristas parecen más bocazas que analistas del juego; no ceden un momento criticando cualquier nimiedad que se produce en el terreno. Critican a peloteros y al dirigente insesantemente. Es una actitud dañina, ya que se transmite, inclusive, a los del terreno, los que juegan.

No tengo dudas de que si no hacen los ajustes necesarios para jugar buena pelota, los gatunos serán los primeros en acompañar a las Aguilas Cibaeñas y las Estrellas Orientales, ya descalificados. Es perentorio que el conjunto azul ponga los platos en su lugar, y demuestren que no sólo son nombres, sino hombres.

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