Golpes a hija de Juan Luis Guerra es un acto indecente

Juan Luis Guera, hija y esposa

Los cierto es que cuando las “élites” cometen errores graves, los medios tradicionales de comunicación de masas se hacen los sordos y restan importancia al hecho. Es lógico, ya que los poderosos, económicamente hablando, son los propietarios de casi todos los dispositivos de difusión de este tipo.

No cabe duda que la agresión de la que fue objeto la hija de once años de Juan Luis Guerra fue una afrenta por parte de Virginia Grullón (hija del presidente del Banco Popular, Alejandro Grullón) y su hija Priscila Johnson Grullón. Este tipo de personas se cree omnipotente, intocable, incuestionable, inabordable, superior; sólo por ser rico. Eso es falso.

¿Quién le ha dicho que cuando usted está en un concierto público y popular es para estar cómodo, inmóvil y sosegado? No, únicamente piensa así un aéreo, un extraterrestre o un desvinculado de su realidad social.

Pero lo más grave es que tratando de justificar su falta, aseveran que ellas no sabían que se trataba de la hija de Guerra la que les pedía permiso para llegar al camerino donde estaba su padre. O sea que, si es otra persona, pudo haberse producido un hecho lamentable. ¿Por qué? Porque una persona de barrio o temperamental, que poco le importa batirse con otra, sólo hubiese pedido permiso una vez y si no accede al instante, se la lleva con todo y asiento, hasta provocarle un aborto, por no ceder una simple aprobación.

No es cuestión de si era la hija de Juan Luis Guerra o no la que estaba envuelta en el embrollo. Es que si a usted le solicitan una anuencia, y más si es de buena manera, cédalo y punto. Es que el lugar donde usted se encuentra en un concierto no es suyo. Además, en este tipo de actividad, las personas se mantienen en constante movimiento.

Parece, que no sólo los pobres son indecentes y escandalosos, como lo demuestra la indecorosa actitud de las Grullón.