La corrupción como tal, o las sospechas que de ésta se desprenden, no tiene límites en cuanto su accionar en las instituciones públicas o privadas de nuestro país.
Muchos son los escándalos que año tras año se engendran desde cualquier ámbito en torno a la mala administración y los desfalcos, inclusive, en instituciones que están creadas para supervisar y combatir dicho mal. Es necesario mencionar, por lo menos en gobiernos recientes, escándalos que han dejado perpleja a la población, que es la que más sufre los embates del flagelo llamado corrupción, por ejemplo, el caso de Jesús Feliz Jiménez, ex director del Departamento de Prevención de
Actualmente,
Esta situación llevó a que se convocara el pleno de
De acuerdo con un informe detallado dado por el pleno de la institución, ésta ha actuado de conformidad con la ley 275-97 modificada por la ley 02-2003 que rige a
El pleno de
Hay que decir, sin embargo, que estas instituciones públicas, en los casos de esta naturaleza, siempre se van por la tangente y terminan indicando que todo anda bien, cuando la realidad nos demuestra que las cosas no son con lo expresan en determinados momentos o antes ciertos escándalos.
Sería justo si se creara un organismo estatal que sea escogido por el mérito y de forma directa por el pueblo, que además se alterne cada cierto tiempo, para que vigile y audite todas las instituciones del gobierno. Un organismo en el que los gobiernos de turno y los políticos en sentido general no influyan en su escogencia, en el que las personas ligadas o comprometidas abiertamente con los partidos del sistema no tenga cabida.
Sólo de este modo, podremos enmendar el país por un sendero de prosperidad, en el que impere la diafanidad y la eficacia.
Por Manuel Espinal
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