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viernes, 13 de noviembre de 2009

Julio Iglesias estremece el Palacio de los Deportes

Julio Iglesias



A sus 66 años de edad, Julio Iglesias, mantiene su voz tan melódica como en los años 80.

Santo Domingo.-Julio Iglesias demostró la popularidad que tiene en República Dominicana al movilizar un inmenso público que atestó anoche el Palacio de los Deportes.

El cantante español, mantuvo en cautiverio por más de tres horas a un férvido público, que se trasladó hasta el majestuoso centro deportivo, sólo con el anhelo de ver al más grande ídolo de la canción hispanoamericana.

El gallego arribó al escenario luego de una espléndida presentación del popular artista, Fernando Villalona, quien subió a tarima como el invitado especial de la noche.

El nativo de Loma de Cabrera entretuvo por una hora a un auditorio que movía su cadera de derecha a izquierda al compás de un buen instrumentado merengue.

Después de 35 minutos de espera, tras la presentación de Villalona, apareció en tarima la figura más esperada de la noche, al compás de una música suave que surgía de la eclipsada plataforma donde se iba a presentar, y un ardiente y prolongado aplauso, que daba la impresión de no terminar durante toda la noche. Junto al ritmo y la bulla se escuchó una voz muy agradable entonar una de las canciones más escuchada de los años 70 y 80: Quijote.

Inmediatamente, finalizó su primera pieza, dio las bienvenidas a la muchedumbre que abarrotó el techado del Centro Olímpico, que de acuerdo a datos dados por los organizadores, sobrepasaban las 10 mil personas.


“Buenas noches Santo Domingo, pensé que iba a ser una noche fácil para mí, pero lo cierto es que cuando estoy en casa –reafirmando su calidad de ciudadano honorífico del país- me siento muy nervioso”, expresó en un tono muy enternecedor el astro peninsular al iniciar el concierto.

Venta de taquillas

A mediados de octubre se comenzó la publicidad del evento pautado para el jueves 5 de noviembre a las 8:00 pm en el Palacio de los Deportes del Centro Olímpico de Santo Domingo. Según los reportes, la demanda de taquillas era muy lenta, a pesar de tratarse de una figura con un arraigo penetrante en un vasto público del país, sin importar la edad.

Pero, en la medida que se acercaba el día y la hora de la función, las boletas se esfumaban como la espuma que las olas producen al estrellarse en los arrecifes del malecón, hasta el punto de que para la noche del concierto, sólo había tickets para la segunda grada del estadio.

La asistencia

Dos horas antes del concierto, las calles internas del Centro Olímpico eran testigos de lo que iba a suceder cuando el reloj marcara las 8 de la noche. Cientos de personas se dirigían desde ángulos diferentes hacia el gigantesco polideportivo para aprovechar lugares más cómodos, y de esa manera llamar a familiares y amigos que llegarían más tarde con el objetivo de ubicarlos en estos sitios.

El sol murió con la tarde, y el crepúsculo se adueñó del escenario que más tarde sería morada de pláceme y alegría.

Inicio del Concierto

Siendo las 7:55 de la noche, alrededor de un 90% de los asientos estaban ocupados por un público que lo único que deseaba era ver a su cantante favorito.

Las luces se apagaron y a las 8:5 minutos, se escuchó una voz desde el centro del entarimado decir: “dominicano soy, de mis raíces no voy a olvidarme…” Una luz tenue que emanaba de un proyector se dirigió hacia el centro de la plataforma y ahí estaba “el gran Mayimbe”, Fernando Villalona.

Los griteríos se adueñaron del escenario, los movimientos de caderas se podían ver en todas direcciones, cada vez que las ligeras luces enfocaban las gradas repletas de seguidores tanto de Villalona como de Julio Iglesias.

El Mayimbe interpreto 7 temas que por la pegada de cada uno, se han convertido en clásico de nuestra música popular: Dominicano soy, Tabaco y ron, Mi pueblo, entre otros.

Apenas era el preámbulo de lo que luego iba ser un momento inolvidable para todos los que asistieron al gigante de la 27 de febrero. El Mayimbe terminó su función a las 8:55 de la noche, pero el público vociferaba: “otro, otro, otro…

“El orgullo de Loma de Cabrera” se despidió en medio de un júbilo grandioso, cuando dijo: “gracias mi pueblo, ahora vamos a gozar con Julio Iglesias”. Fue cuando las luces otra vez se apagaron para preparar el ambiente al astro español.

Eran las 9:35 cuando desde el centro de la tarima se escucho una melodía muy suave durante 1 minuto. Las luce volvieron a dirigirse al centro de la plataforma, y allí se escucho un voz melódica cantar: “soy de aquellos que sueñan con la libertad…”, y un ferviente auditorio ponerse de pie para entonar con su favorito esta canción.

En esta ocasión, el mundialmente famoso cantante, no se acompañó de una gran banda como siempre había hecho, sino con un reducido grupo de músico que gracias a la tecnología podía producir cualquier melodía.

Un total de 20 canciones como: Quijote, Me va; me va, De niña a mujer, Me olvidé de vivir, Ae Ao, Un canto a Galicia, entre otras fueron suficientes para saciar el deseo de ver por más de dos horas al cantante de 66 años.

Alrededor de las 11:30 pm, el público que tenía que trabajar al otro día comenzaba a retirarse, o las personas que vivían lejos con relación al Palacio de los Deportes. Pero eso no impidió que muchos hombres y mujeres se mantuvieran en el ambiente en espera de que sonara una de sus tantas favoritas.

Pero, “El tiempo es el que dispone”, y cuando el cronómetro marcó las 11:50 pm, la súper estrella dio las gracias como señal de despedida. También él se resistía, porque se presentó una vez en tarima, cuando todos creían que se había despedido. Duró un minuto señalando a las gradas y luego se marchó finalmente, terminando así lo que muchos no querían que finalizara.

2 comentarios:

  1. Gracias Manuel, andab buscando algo asi para un trabajo sobre la cronics y lo encontre en tu pagina.

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  2. Ese es un mosntruo, el mejor del mundo...

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